Disminuyamos nuestro consumo de energía [Ser Consciente]

Combustibles, Energia Electrica, Habitos

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Todas nuestras acciones, desde que despertamos hasta que nos vamos a dormir, requieren energía… ¿Pero usamos sólo lo suficiente?

Somos adictos al consumo de energía. Todos los días gastamos electricidad y usamos combustibles como si no existiera un mañana. Nos levantamos, encendemos las luces y el televisor, tal vez la computadora, mientras hacemos otras actividades. Vamos al trabajo en nuestro automóvil, aún cuando tenemos alternativas de transporte más amables con el ambiente.

¿A qué se debe esto? Personalmente considero que nos fascina la comodidad, sentirnos conectados o acompañados a lo largo del día — ahí siempre tendremos “las noticias para hacernos ruido” o el talk show que no vemos —. Qué me dicen las horas que pasamos en la computadora, haciendo otra cosa que no sea trabajo, en las redes sociales, hipnotizados por el nuevo meme o los videos virales de YouTube.

Vivimos a una velocidad contra natura, a tiempos contra natura. Cuando nuestros abuelos — o los padres de nuestros abuelos — se levantaban antes de salir el sol, aprovechaban el día al máximo para ir a trabajar, tener un hobby, pasarla con la familia; al atardecer, se preparaban para ir a la cama y esperar un nuevo día. Obviamente, el consumo de energía se limitaba a lo necesario.

Hoy en día trabajamos sin horarios, muchas veces hasta la madrugada, manteniendo el ritmo de la red, de la información, del dinero. Olvidamos nuestra conexión con la tierra, con los ciclos naturales. Para impulsar ese motor dependemos de la energía.

Se nos hace tan cómodo dejar todos los aparatos conectados a la corriente, sin importar que ese reproductor Bluray lo usemos sólo una vez a la semana, o tal vez al mes. Computadoras portátiles pasan horas conectadas a la corriente, sin importar que la batería tenga carga completa, algo que afecta al rendimiento de la máquina — y luego por qué disminuye tan rápido el rendimiento en autonomía.

En lo referente a belleza, ciertos estándares establecidos nos llevan a alaciarnos el cabello muchas veces diario — dime ¿cuánto tiempo tardas con la plancha encendida?, ¿una hora?, ¿todos los días? —. Nos hemos olvidado de la belleza natural y buscamos cada vez más cambios, claro, en su mayoría impulsados con energía. Bueno, ya no hablemos sobre la energía que requiere el transporte de nuestros alimentos.

Cada vez perdemos más sintonía con la Tierra, nos alejamos de sus ciclos naturales y nos acostumbramos a la comodidad de la tecnología. Cuando hace calor, encendemos el aire acondicionado a todo lo que da. Cuando hace frío, hacemos uso de los calefactores. Ahora dependemos más de ello, gracias a los efectos del cambio climático.

Me pregunto, ¿algún día vamos a parar?, ¿se detendrá esa vida acelerada, cargada de energía y combustibles? Es común ver esto en las grandes ciudades, en aquellas que van creciendo de manera desmedida. Por ello les planteo una propuesta, el regresar a las raíces e intentar mantener ese contacto con la naturaleza realizando nuestras actividades cotidianas de manera consciente.

Cuando despertemos, no vayamos directo a un aparato electrónico; escuchemos el canto de los pajarillos por la mañana, la tranquilidad y el silencio. Si vamos al trabajo, y queremos ir caminando, planeemos nuestro recorrido con el tiempo suficiente. Antes de salir de casa, desconectemos los aparatos que no requieran permanecer directo en la corriente. Busquemos alternativas para estar presentables sin gastar tantos recursos.

Planteemos una vida sustentable con tan sólo el 10% de la energía utilizada por una persona promedio. Esta meta es posible con disciplina, información, algo de inversión y la intención de impulsar un cambio que comience desde nosotros. ¡Podemos resolver nuestra adicción a la energía!

Fuente: Veoverde

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