El funesto secreto del Cambio Climático

Cambio Climatico

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El cambio climático es una realidad y los humanos somos sus causantes directos, principalmente a través de la emisión de dióxido de carbono procedente de la quema de combustibles fósiles. Esta afirmación es conocida por la mayoría. No obstante, existe un “secreto” oculto en el subsuelo del cada vez más templado Ártico que podría convertir nuestro planeta en un lugar más inhóspito para la población humana a una velocidad sorprendentemente alta.

Permafrost e hidratos de metano

En el Ártico dos elementos juegan un papel esencial: el permafrost y el hidrato de metano. El permafrost – capa de suelo congelada durante miles de años- es un enorme depósito de carbono procedente de restos de animales y plantas de gran antigüedad. A medida que el permafrost se deshiela, este carbono se emite a la atmósfera en forma de dióxido de carbono o metano, los principales gases causantes del calentamiento global. Según el informe científico de la NASA “¿Se está despertando el Gigante Climático del Ártico?”, la cantidad de carbono almacenada en el permafrost podría cuadruplicar o quintuplicar la cantidad total de carbono emitida a la atmósfera por la humanidad desde 1850.

El tiempo de permanencia del metano en la atmósfera no es tan largo como el del dióxido de carbono; no obstante, en un lapso de 20 años, su efecto en el calentamiento global es 105 veces más potente. En el océano Ártico existe una enorme cantidad de metano almacenado en el hielo en forma de hidratos de metano. Según el informe publicado en la revista Science de marzo de 2010, la cantidad de hidratos de metano almacenados oscilaría entre 3 y 30 veces la cantidad de dióxido de carbono emitida por la humanidad desde la Revolución Industrial.

El permafrost y los hidratos de metano juegan un papel crucial porque el Ártico (y la Antártida) se están calentando a mayor velocidad que el resto del planeta. Según muchos científicos, a finales de este siglo el Ártico se podría deshelar completamente durante el verano. Actualmente, el permafrost ya ha comenzado a deshelarse y grandes cantidades de metano burbujean en la superficie del océano Ártico.

Impactos

Si una porción significativa del permafrost se deshelara en un periodo de tiempo corto (décadas), el resultado podría ser catastrófico para la humanidad. Los impactos del cambio climático que ya empezamos a percibir se magnificarían, con consecuencias como grandes tormentas de mayor intensidad, peores cosechas, más plagas, aumento del nivel del mar, más inundaciones, sequías y fuegos forestales. A éstas, deberíamos sumarles una disrupción total de las corrientes marinas, cambios profundos en los patrones climáticos y un calentamiento general acelerado al cual la mayoría de formas de vida probablemente no tendrían tiempo de adaptarse. Mientras los seres humanos probablemente sí podrían adaptarse al cambio de temperatura, nuestras fuentes de alimento probablemente no dispondrían de suficiente tiempo para que la evolución les permitiera adaptarse.

¿Por qué la mayoría de ciudadanos lo desconoce?

Los científicos trabajan en base a cuidadosos experimentos, verificados al detalle y corroborados por posteriores experimentos; este lento proceso acaba generando nuevos conocimientos difíciles de refutar. Sin embargo, dada la complejidad de los procesos que rigen el funcionamiento de la biosfera, todavía se desconoce la rapidez con la que los cambios en el Ártico se producirán, si ocurrirán otros cambios que provocarán la reabsorción del dióxido de carbono y metano y de qué forma responderá el planeta. Estas incertidumbres junto con la naturaleza precavida del proceso científico podrían explicar por qué no se ha difundido ampliamente la potencial devastación que los procesos árticos podrían causar.

¿Una política de seguros?

Aunque la probabilidad de este escenario de pesadilla todavía se desconoce, nos llegan señales de alerta emitidos por científicos prestigiosos. Un ejemplo sería un estudio publicado en la revista Nature de julio de 2013 que señalaba que una erupción de 50 gigatones de metano procedente del permafrost deshelado del Ártico bajo el Mar Siberiano Oriental “podría ocurrir en cualquier momento”. Semejante cantidad sería equivalente al triple de las emisiones de carbono emitidas por la humanidad desde la Revolución Industrial.

Los ciudadanos gastan importantes sumas de dinero cada año en seguros que protejan a sus familias de incidentes imprevistos. Si el derretimiento del permafrost ártico, estamos poniendo el mundo que heredarán nuestros hijos en peligro. Es el momento de establecer una política de seguros en nuestro hábitat, la Tierra, en forma de actuaciones inmediatas encaminadas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Sabemos que es necesario. Cuanto más esperamos, mayor es el riesgo que se cierne sobre nuestros hijos.

Fuente: Diarioecologia

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